jueves, 7 de diciembre de 2006

PAOLA KRUM


BIOGRAFIA:

Andrea Paola Krum nació el 21 de junio de 1970 en Palermo, Buenos Aires.
Paola tuvo siempre algo de chica superpoderosa desde niña, hay en ella algo del slogan de las protagonistas del dibujo animado: “Salvando al mundo antes de irnos a dormir”.
Por empezar, siempre supo lo que quería: ser bailarina, estar arriba de un escenario.
“Era una nena, iba al mercado y le bailaba al verdulero”, cuenta.

Papá comerciante, mamá maestra, la mayor de tres hermanos varones, ningún artista en la familia... le costó convencer a los suyos sobre su vocación. Para sus padres y sus hermanos, Diego, Alejandro y Leandro, Paola siempre fue la niña mimada , esa a la que le gustaba disfrazarse frente al espejo mientras todos aplaudían sus ocurrencias.

“Mis padres no tienen nada que ver con el arte...pero mi mamá canta muy lindo y mi papá vive la vida como una novela. De ahí saqué algunas cositas”.

Cuando Paola empézó a estudiar danzas con Vasil Tupin y Merces Serrano, toda la familia acompañó su devoto sacrificio por el baile.

“Desde chiquita siento una pasión muy fuerte por la danza. Pero a los 15 años tuve una lesión en una pierna y mis sueños de ballet se esfumaron...lo vivo como un fracaso, Sí. Cuando voy a ver ballet no puedo relajarme totalmente y difrutar del rol de espectadora, siempre me da un poquito de tristeza. Aunque la vida fue sabia conmigo y me puso en un camino que definitivamente es el mío. Por eso no puedo quejarme.

¿Y que pasó después de que se esfumara el sueño?

“Consegui un trabajo de cajera en Casa Tía y lo presenté en casa como un hecho consumado. Fue para poder tomar distancia de un padre conservador, que me quería tener todo el día encerrada”, dice.
Aproveché y me puse a estudiar teatro, que era algo que quería hacer hacía tiempo, pero la danza no me lo permitía, porque es muy celosa, como un novio absorbente: si te distanciás un poquito, ya te sentís culpable. Y al mismo tiempo tiene algo apasionante. Yo no iba a ser actriz, yo quería ser bailarina y ya no podía ser.

¿Y como terminás de protagonista de Drácula?

“Eso fue sin querer. Yo fui al casting para acompañar a un amigo. Y él pidió que me tomaran una prueba porque había estado enferma cuando, supuestamente, había sido mi cita. Me reí ante su ocurrencia y le seguí el juego porque me divertía. Lo tomé como una broma. Yo ni siquiera sabía cantar y estaba rodeada de cantantes líricos que vocalizaban todo el tiempo. En realidad, no era muy consciente de lo que estaba haciendo. Nunca imaginé que me iban a elegir para el protagónico y que me convertiría en actriz. Yo sólo quería ser bailarina.

¿Paola..la protagnista del musical más exitoso de los últimos tiempos?

“Sí...(risas) Lo único que había hecho hasta entonces eran unas obritas que sólo vieron mi papá y mi mamá, y de pronto me encontré en el Luna Park, cantando. ¡Que inconsciente fui! Pasé los nervios más grandes de mi vida, no lo olvido más.

A partir de Drácula, Del Jorobado de París, entonces su vida dio un vuelco. Sus clase de teatro y sus trabajos de cajera o moza en un bar se convirtieron en meses de giras por el interior...Fue el primer gran sueño hecho realidad.

“Siento que tuve suerte porque no soy linda como las modelos que trabajan en la tele. Pero también se que no me llamaban por ser tan buena actriz. Pero yo nunca me “achancho” siempre seguí estudiando y esforzándome para hacer las cosas cada vez mejor. En esta profesión hay mucho cholulismo y te podés llegar a creer cosas muy mentirosas. Hay que estar tranquila y conocer las propias limitaciones. Yo todavía tengo mucho que aprender es esto”.

Y del enorme éxito de Drácula llegó la televisión. Y pagó derecho de piso y las reglas de juego le impusieron algunos golpes. Sobre todo en su vida afectiva. Había asomado a la tele un par de veces y la sacaron de un programa en el que era actriz secundaria para darle un protagónico en Inconquistable Corazón

“Yo no quería, me daba miedo era de un día para el otro y pensaba que me iba a quemar. Puse todas las excusas posibles pero me obligaron. Ahora lo tomo con humor, pero en ese momento uff. Desde que había empezado a estudiar teatro con Lorenzo Quinteros mi miedo era quedar expuesta.

¿Y ahí cambió todo...tu actitud con la prensa, con tu carrera?

“ Es que estuve demasiado expuesta. Pasé de hacer fotos en traje de baño al lado de una pileta a no querer ver un fotógrafo ni a 100 metros de distancia. Era inexperta y me lastimaron. Sentí que me traicionaron. Me hago cargo de mis equivocaciones y no quiero que vuelva a pasarme lo mismo. No quiero verme en lugares que no me gustan. Estoy tratando de ser muy respetuosa y consecuente conmigo”

Pero esa decisión coincidía a la vez con su mejor momento profesional. Sus trabajos se sucedían, televisión, teatro, cine....


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